23 Mar El Camino
CAMINO DE SANTIAGO
El Camino de Santiago: Una Peregrinación Milenaria
El Camino de Santiago representa una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo cristiano, un fenómeno cultural y espiritual que ha perdurado a través de los siglos y ha experimentado un renacimiento extraordinario en las últimas décadas. Este ancestral camino de peregrinación, que tiene como destino final la catedral de Santiago de Compostela en Galicia, donde según la tradición reposan los restos del apóstol Santiago el Mayor, ha trascendido su dimensión puramente religiosa para convertirse en una experiencia transformadora que atrae a personas de diversas creencias, nacionalidades y motivaciones.
Historia y Orígenes
La historia se remonta al siglo IX, cuando según la tradición, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo descubrió en el bosque de Libredón (actual Santiago de Compostela) una tumba que se atribuyó al apóstol Santiago el Mayor. La noticia llegó al rey Alfonso II de Asturias, quien se convirtió en el primer peregrino al visitar el lugar y ordenar la construcción de una pequeña iglesia. Este hallazgo, considerado milagroso, coincidió con un período en el que la Península Ibérica estaba mayoritariamente bajo dominio musulmán, por lo que el descubrimiento adquirió un importante simbolismo para la resistencia cristiana y se convirtió en un poderoso elemento de cohesión para los reinos cristianos del norte.
Durante los siglos X y XI, la peregrinación a Santiago comenzó a cobrar relevancia internacional. El rey Sancho III de Navarra (1004-1035) y Alfonso VI de Castilla y León (1065-1109) contribuyeron decisivamente a mejorar las rutas de peregrinación, creando hospitales, puentes y albergues. La orden de Cluny, protagonista de la reforma monástica europea, también impulsó el Camino estableciendo monasterios a lo largo de la ruta. El primer testimonio escrito de un peregrino extranjero es el del obispo Godescalco de Le Puy, que peregrinó en el año 950.
El Codex Calixtinus, compilado hacia 1140 bajo el patrocinio del Papa Calixto II, se considera la primera guía. El quinto libro de este códice, atribuido al clérigo francés Aymeric Picaud, describe la ruta desde Francia, sus monumentos, las costumbres locales y proporciona consejos prácticos para los peregrinos, estableciendo así el itinerario principal conocido hoy como Camino Francés.
La Edad Media fue la época dorada de las peregrinaciones a Santiago. Miles de peregrinos de toda Europa recorrían anualmente el Camino, lo que contribuyó a un intenso intercambio cultural, artístico y comercial. Se construyeron iglesias románicas, catedrales góticas, hospitales y albergues, formando un patrimonio arquitectónico excepcional. Este itinerario se convirtió en una auténtica columna vertebral de la Europa medieval, una vía de transmisión de ideas, estilos artísticos, literatura y música.
Sin embargo, a partir del siglo XIV, diversos factores como la Peste Negra, las guerras y posteriormente la Reforma Protestante, provocaron un declive en las peregrinaciones. Durante siglos, mantuvo una existencia discreta, reducido a un fenómeno mayoritariamente local o nacional, hasta que en el siglo XX comenzó su revitalización.
El renacimiento moderno del Camino de Santiago puede situarse en los años 1980, impulsado por el interés de investigadores, la labor de asociaciones de amigos del Camino y el apoyo institucional. Un momento clave fue la visita del Papa Juan Pablo II a Santiago en 1982, que realizó un llamamiento a Europa para recuperar sus raíces cristianas. En 1987, el Consejo de Europa declaró el Camino de Santiago como Primer Itinerario Cultural Europeo, y en 1993, la UNESCO incluyó el Camino Francés en España en la lista del Patrimonio Mundial, ampliando esta declaración en 2015 a los Caminos de Santiago del Norte.
Significado Cultural y Espiritual
Esta ruta trasciende su dimensión religiosa original para convertirse en un fenómeno cultural, espiritual y social de múltiples significados. Aunque nació como una ruta de peregrinación cristiana, hoy en día acoge a personas con muy diversas motivaciones.
Para los creyentes católicos, sigue manteniendo su carácter de peregrinación religiosa, un acto de devoción al apóstol Santiago y una oportunidad de renovación espiritual. La llegada a la catedral de Santiago, la participación en la Misa del Peregrino y el abrazo a la imagen del santo representan momentos culminantes de un viaje de fe.
Sin embargo, para muchas personas, se ha convertido en una experiencia de búsqueda personal y crecimiento interior que no está necesariamente vinculada a una confesión religiosa específica. La simplicidad de la vida durante el Camino, reducida a caminar, comer y descansar, crea un espacio propicio para la reflexión, el autoconocimiento y la reevaluación de prioridades vitales. Muchos peregrinos describen el Camino como un proceso de transformación personal.
El aspecto cultural del Camino es igualmente relevante. La ruta atraviesa regiones con un rico patrimonio histórico y artístico, permitiendo a los peregrinos descubrir monumentos románicos, góticos y barrocos, tradiciones locales, gastronomía regional y paisajes diversos. El Camino funciona como un hilo conductor que enhebra un valioso collar de manifestaciones culturales.
La dimensión social es otro de sus aspectos fundamentales. La convivencia en los albergues, los encuentros casuales durante la caminata y las experiencias compartidas con personas de diferentes nacionalidades y condiciones sociales crean un ambiente de comunidad temporal que muchos peregrinos valoran especialmente. Este espíritu comunitario se refleja en la solidaridad entre peregrinos y en la hospitalidad de las poblaciones locales.
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En un plano simbólico, representa un viaje físico que es también un viaje interior. El esfuerzo cotidiano, la superación de dificultades, el contacto con la naturaleza y el despojamiento de lo superfluo adquieren un valor metafórico que trasciende la simple actividad de caminar. Como todo peregrinaje, el Camino de Santiago constituye un ritual de transición, un paréntesis en la vida cotidiana que permite regresar transformado.
Por último, en la sociedad contemporánea, marcada por el ritmo acelerado y la hiperconexión digital, el Camino ofrece una oportunidad de desconexión, de ralentización y de reconexión con aspectos básicos de la existencia humana. Caminar durante días o semanas a un ritmo pausado, en contacto con la naturaleza y con uno mismo, representa un contrapunto valioso a los modos de vida predominantes.


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desde 985 €La Credencial del Peregrino y la Compostela
La Credencial del Peregrino y la Compostela son dos documentos fundamentales en la experiencia del Camino de Santiago, que conectan la tradición histórica con la práctica contemporánea de la peregrinación.
La Credencial del Peregrino, también conocida como “pasaporte del peregrino”, es un documento que acredita la condición de peregrino y que resulta indispensable para quienes desean realizar el Camino. Este documento, que tiene sus orígenes en las cartas de presentación que llevaban los peregrinos medievales, cumple hoy varias funciones prácticas:
- Permite el acceso a los albergues públicos y a muchos albergues privados destinados específicamente a peregrinos, generalmente con tarifas reducidas.
- Sirve como registro del itinerario recorrido, pues en ella se van estampando los sellos de los lugares por donde pasa el peregrino.
- Es el requisito necesario para obtener la Compostela al llegar a Santiago.
La Credencial puede obtenerse en diversos puntos: asociaciones de amigos del Camino de Santiago, algunas parroquias, albergues del primer día de camino, o en la propia Oficina del Peregrino en Santiago para quienes inician su Camino allí. En el documento, el peregrino debe indicar sus datos personales, el lugar de inicio del Camino y su motivación (religiosa, religioso-cultural o simplemente cultural o deportiva).
Durante el recorrido, el peregrino debe sellar su credencial al menos dos veces al día en los últimos 100 km si se hace a pie o a caballo, o en los últimos 200 km si se hace en bicicleta. Estos sellos pueden obtenerse en albergues, iglesias, ayuntamientos, bares, restaurantes y otros establecimientos a lo largo del Camino que dispongan de sello propio.
La Compostela, por su parte, es el certificado que acredita haber completado la peregrinación a Santiago. Este documento, emitido por el Cabildo de la Catedral de Santiago, tiene sus orígenes en la Edad Media, cuando los peregrinos necesitaban un testimonio escrito que demostrara que habían cumplido su voto de peregrinación o una penitencia impuesta.


El Camino del Norte
El Camino del Norte, también conocido como Camino de la Costa, sigue la cornisa cantábrica desde la frontera francesa en Irún hasta Santiago de Compostela. Esta ruta histórica fue utilizada por peregrinos europeos que llegaban por mar a los puertos del Cantábrico o por aquellos que buscaban evitar las zonas de la Península ocupadas por los musulmanes durante la Reconquista.
Con una longitud aproximada de 825 km, el Camino del Norte recorre las comunidades autónomas del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, ofreciendo impresionantes vistas de la costa cantábrica, alternadas con tramos montañosos y verdes valles. Esta ruta se caracteriza por su belleza paisajística, su gastronomía excepcional y un clima más templado en verano comparado con el Camino Francés, aunque con mayor probabilidad de lluvias durante todo el año.
El itinerario pasa por ciudades como San Sebastián, Bilbao, Santander, Gijón y Avilés, antes de internarse hacia el interior en Asturias para unirse con el Camino Primitivo en Oviedo o continuar por Ribadeo hacia Santiago. La ruta está bien señalizada y cuenta con una red creciente de albergues, aunque todavía con menor densidad que el Camino Francés.
Entre los puntos destacados del Camino del Norte se encuentran:
- El casco antiguo y la playa de La Concha en San Sebastián
- El Museo Guggenheim y el casco viejo de Bilbao
- La arquitectura modernista de Comillas
- Las playas e iglesias románicas de Cantabria
- Los Picos de Europa visibles desde varios puntos
- Los acantilados y playas salvajes de Asturias
- La Catedral de Oviedo y el prerrománico asturiano
- Las rías y playas gallegas
Este camino puede presentar mayor exigencia física debido a los continuos desniveles del terreno y etapas algo más largas, pero recompensa con paisajes espectaculares y una experiencia más tranquila que el Camino Francés. Es una buena opción para peregrinos que buscan una ruta menos masificada y un contacto más íntimo con la naturaleza y las tradiciones locales del norte de España.
El Camino Primitivo
El Camino Primitivo es considerado la ruta original de peregrinación a Santiago, pues fue el itinerario seguido por el rey Alfonso II de Asturias en el siglo IX cuando viajó desde Oviedo para verificar el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago. Por esta razón, se le conoce como el “primer peregrino”.
Esta ruta parte de Oviedo, donde los peregrinos medievales visitaban la Catedral de San Salvador y sus reliquias (siguiendo el dicho “quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y no al Señor”), y se dirige hacia el oeste atravesando las montañas interiores de Asturias y Lugo hasta enlazar con el Camino Francés en Melide, a unos 50 km de Santiago.

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Con una longitud aproximada de 325 km, el Camino Primitivo es una de las rutas más cortas, pero también una de las más exigentes físicamente debido a su perfil montañoso, con numerosos ascensos y descensos especialmente en su tramo asturiano. Es recomendable para peregrinos con buena preparación física que busquen un desafío y valoren la tranquilidad y los paisajes naturales.
El recorrido atraviesa pequeños pueblos rurales, bosques autóctonos, pastos y montañas, ofreciendo un contacto íntimo con la naturaleza y la España rural. El tramo entre Oviedo y Lugo es particularmente hermoso, con panorámicas de montaña, arquitectura tradicional y una gastronomía basada en productos locales.
El Camino Primitivo ha experimentado un notable aumento de popularidad en los últimos años, aunque sigue siendo considerablemente menos transitado que el Camino Francés o el Camino Portugués. La infraestructura de alojamiento ha mejorado significativamente, con albergues públicos y privados en la mayoría de las etapas, aunque en algunos tramos las distancias entre alojamientos pueden ser considerables.
Esta ruta ofrece una experiencia más auténtica y cercana al espíritu original de peregrinación, con un fuerte componente de introspección facilitado por el entorno natural y la menor masificación. Es también una buena opción para los meses de verano, pues sus tramos boscosos y su mayor altitud proporcionan temperaturas más frescas.
El Camino Inglés
El Camino Inglés debe su nombre a los peregrinos procedentes de Inglaterra, Irlanda y países nórdicos que llegaban por mar a los puertos gallegos de Ferrol o A Coruña para continuar a pie hasta Santiago de Compostela. Esta ruta marítimo-terrestre fue especialmente popular durante la Edad Media, cuando el Camino Francés se volvía peligroso debido a las guerras, y experimentó un nuevo auge en los siglos XIV y XV.
Actualmente, el Camino Inglés tiene dos puntos de partida posibles:
- Desde Ferrol: Esta ruta tiene una longitud de aproximadamente 116 km, lo que permite obtener la Compostela al superar los 100 km mínimos requeridos. Se suele completar en 5-6 etapas.
- Desde A Coruña: Este recorrido es más corto, con unos 75 km, por lo que técnicamente no cumple con el requisito de los 100 km para obtener la Compostela. Sin embargo, la Oficina del Peregrino puede conceder excepciones a peregrinos que acrediten haber realizado alguna etapa en su país de origen.

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Las dos variantes confluyen en la localidad de Bruma y desde allí siguen un camino común hasta Santiago. El recorrido atraviesa las comarcas de Ferrolterra, A Coruña y Santiago, permitiendo conocer tanto la Galicia costera como la interior.
El Camino Inglés se caracteriza por su brevedad, lo que lo hace ideal para quienes disponen de poco tiempo o desean una primera experiencia en el Camino de Santiago. A pesar de ser corto, ofrece una rica variedad paisajística y cultural, con tramos urbanos, costeros y rurales, así como un valioso patrimonio histórico.
Este camino ha experimentado un aumento de popularidad en los últimos años, aunque sigue siendo menos transitado que otras rutas. La infraestructura de albergues ha mejorado considerablemente, con alojamientos en prácticamente todas las etapas. El Camino Inglés ofrece una experiencia más tranquila y recogida que otras rutas, con menos masificación incluso en temporada alta.
Una característica interesante del Camino Inglés es su conexión con la tradición jacobea en los países anglosajones y nórdicos. En los últimos años se han desarrollado iniciativas como el “Celtic Camino” en Irlanda, que permite a los peregrinos recorrer etapas en su país de origen antes de volar a Galicia para completar el camino, recuperando así el espíritu original de esta ruta.
La Vía de la Plata
La Vía de la Plata es la ruta jacobea más larga y una de las más antiguas que atraviesa España de sur a norte. Su nombre no está relacionado con el metal precioso, sino que deriva del término árabe “balata” (camino empedrado), en referencia a la antigua calzada romana que conectaba Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga).
Esta ruta histórica fue utilizada inicialmente por los romanos con fines militares y comerciales, y posteriormente se convirtió en un camino de peregrinación para los cristianos del sur de la Península que querían llegar a Santiago de Compostela. La Vía de la Plata comienza tradicionalmente en Sevilla, aunque algunas variantes pueden iniciarse en Cádiz o Huelva, y atraviesa Extremadura, Castilla y León y Galicia.
Con una longitud aproximada de 1.000 km desde Sevilla hasta Santiago, este camino representa un considerable desafío que suele requerir entre 40 y 45 días para completarse. A partir de Astorga, los peregrinos pueden optar por continuar por el Camino Francés o tomar la variante conocida como Camino Sanabrés, que se dirige a Santiago por Puebla de Sanabria y Ourense.

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La Vía de la Plata ofrece una extraordinaria diversidad paisajística y cultural, atravesando desde las cálidas tierras andaluzas y extremeñas hasta los páramos castellanos y las montañas gallegas. El contraste climático es notable, con veranos extremadamente calurosos en los tramos meridionales que hacen recomendable evitar los meses de julio y agosto para esas etapas.
La infraestructura para peregrinos en la Vía de la Plata ha mejorado notablemente en los últimos años, aunque sigue siendo menos densa que en el Camino Francés. Algunas etapas pueden ser largas y con escasos servicios, lo que requiere una buena planificación. Sin embargo, esta característica contribuye a preservar la sensación de aventura y descubrimiento.
Esta ruta es especialmente atractiva para peregrinos con experiencia que buscan un desafío físico importante, aprecian la soledad y el silencio, y tienen interés en la historia, la arqueología y la diversidad cultural de España. La Vía de la Plata ofrece una inmersión profunda en diferentes ecosistemas, tradiciones y gastronomías, convirtiéndose en mucho más que un camino hacia Santiago: es un recorrido por la esencia e historia de la Península Ibérica.
El Camino Portugués en España
El Camino Portugués, en su tramo español, comprende los últimos 110 kilómetros de la ruta que parte desde Lisboa y entra en Galicia por Tui, siguiendo el curso del río Miño. Este camino constituye actualmente la segunda ruta más transitada después del Camino Francés.
La historia del Camino Portugués está estrechamente vinculada a la independencia de Portugal como reino en el siglo XII. La devoción al apóstol Santiago fue muy intensa en Portugal, donde numerosas iglesias y localidades llevan su nombre. Reyes, nobles y religiosos portugueses peregrinaron frecuentemente a Compostela a lo largo de los siglos.
El tramo español de este camino recorre las comarcas gallegas del Baixo Miño, Condado, Pontevedra y Santiago, siguiendo en gran parte el antiguo trazado de la Vía XIX romana que unía Braga con Astorga. El recorrido es generalmente suave, con ligeras ondulaciones, excepto algunas subidas puntuales, lo que lo hace físicamente menos exigente que otras rutas.
El Camino Portugués ofrece al peregrino una impresionante riqueza cultural, una gastronomía excepcional basada en los productos del mar y la huerta, y paisajes que alternan entre rías, valles fluviales y zonas de cultivo.
La infraestructura está muy desarrollada, con albergues públicos y privados en todas las etapas principales, así como una amplia oferta de alojamientos de diversas categorías. Su popularidad ha crecido exponencialmente en la última década, pasando de ser una ruta secundaria a convertirse en la segunda más transitada, con más del 20% de los peregrinos que reciben la Compostela.
Además de la ruta principal que entra por Tui, existen variantes como el Camino Portugués de la Costa, que recorre el litoral atlántico y entra en España por A Guarda, o la Variante Espiritual, que incluye un tramo en barco por la ría de Arousa, recreando el recorrido de la barca que, según la tradición, transportó el cuerpo del apóstol.
Reconocimiento institucional: El Camino de Santiago cuenta con el respaldo de numerosas instituciones internacionales y una declaración como Patrimonio de la Humanidad, mientras que muchas de estas rutas están aún en proceso de conseguir reconocimiento oficial.
Principales Rutas en España
A lo largo de los siglos, se han desarrollado numerosas rutas de peregrinación hacia Santiago de Compostela que cruzan la geografía española desde diferentes puntos de origen. Cada una de estas rutas tiene su propia historia, paisajes característicos y desafíos particulares. A continuación, se describen las principales rutas del Camino de Santiago en España.
El Camino Francés
El Camino Francés es la ruta más tradicional, popular y mejor documentada históricamente. Descrito en el Codex Calixtinus del siglo XII, entra en España por dos puntos de los Pirineos: Somport en Aragón (ramal aragonés) y Roncesvalles en Navarra (ramal navarro), que se unen en Puente la Reina.
La ruta atraviesa las comunidades autónomas de Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia, recorriendo ciudades históricas como Pamplona, Logroño, Burgos, León, Astorga y Ponferrada antes de llegar a Santiago. Con una longitud aproximada de 800 km desde Roncesvalles (o 880 km desde Somport), suele completarse en unas 30-35 etapas.
El Camino Francés destaca por su excelente infraestructura de albergues, su rica tradición jacobea y su impresionante patrimonio artístico e histórico. A lo largo de la ruta se encuentran monumentos emblemáticos como la Catedral de Burgos, la Catedral de León, la Colegiata de San Isidoro, o el Monasterio de Samos.

Las etapas típicas del Camino Francés desde Roncesvalles podrían ser:
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- Roncesvalles – Zubiri (22 km)
- Zubiri – Pamplona (21 km)
- Pamplona – Puente la Reina (24 km)
- Puente la Reina – Estella (22 km)
- Estella – Los Arcos (21 km)
- Los Arcos – Logroño (28 km)
- Logroño – Nájera (26 km)
- Nájera – Santo Domingo de la Calzada (21 km)
- Santo Domingo de la Calzada – Belorado (23 km)
- Belorado – San Juan de Ortega (24 km)
- San Juan de Ortega – Burgos (26 km)
- Burgos – Hornillos del Camino (21 km)
- Hornillos del Camino – Castrojeriz (20 km)
- Castrojeriz – Frómista (25 km)
- Frómista – Carrión de los Condes (19 km)
- Carrión de los Condes – Terradillos de los Templarios (26 km)
- Terradillos de los Templarios – Bercianos del Real Camino (23 km)
- Bercianos del Real Camino – León (26 km)
- León – Villadangos del Páramo (22 km)
- Villadangos del Páramo – Astorga (27 km)
- Astorga – Rabanal del Camino (20 km)
- Rabanal del Camino – Ponferrada (32 km)
- Ponferrada – Villafranca del Bierzo (24 km)
- Villafranca del Bierzo – O Cebreiro (28 km)
- O Cebreiro – Triacastela (21 km)
- Triacastela – Sarria (18 km)
- Sarria – Portomarín (22 km)
- Portomarín – Palas de Rei (25 km)
- Palas de Rei – Arzúa (29 km)
- Arzúa – O Pedrouzo (19 km)
- O Pedrouzo – Santiago de Compostela (20 km)
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El Camino Francés es también el más concurrido, lo que garantiza oportunidades de socialización con peregrinos de todo el mundo, pero puede resultar muy transitado en temporada alta, especialmente en julio y agosto y durante los Años Santos.
▸ Incluye
Camino de Santiago Canario
Pocas personas conocen la existencia de un Camino de Santiago propio en las Islas Canarias. Esta ruta de peregrinación une la Basílica de Nuestra Señora de Candelaria (patrona de Canarias) con la Catedral de Santiago de los Caballeros en Gáldar, Gran Canaria, pasando por la isla de Tenerife.
El recorrido incluye tramos terrestres y marítimos, reproduciendo la travesía que los peregrinos canarios realizaban tradicionalmente para
Este camino recupera una tradición histórica: durante siglos, los isleños que no podían permitirse el viaje a Santiago de Compostela en Galicia peregrinaban al templo dedicado al apóstol en Gáldar, obteniendo beneficios espirituales similares según las concesiones papales otorgadas a esta iglesia.
El entorno es completamente diferente al de los caminos peninsulares, ofreciendo paisajes volcánicos, barrancos, zonas costeras y cultivos tropicales. La señalización está en desarrollo, impulsada por asociaciones locales y los cabildos insulares.
Camino de Candelaria
Otra importante ruta de peregrinación canaria es el Camino de Candelaria, que conduce al Santuario de la Virgen de Candelaria, patrona del Archipiélago. Existen diferentes rutas que convergen en este importante centro espiritual, partiendo desde diversos puntos de Tenerife.
La ruta principal, conocida como Camino Viejo de Candelaria, conecta Santa Cruz de Tenerife con el santuario, recorriendo aproximadamente 21 kilómetros. Otros caminos tradicionales parten desde La Laguna, La Orotava, Güímar y otros municipios de la isla.
Estos senderos tienen origen prehispánico, pues Candelaria era ya un lugar sagrado para los guanches (población aborigen de Tenerife) antes de la colonización española. La imagen de la Virgen de Candelaria apareció supuestamente en la playa de Chimisay antes de la conquista, siendo venerada primero por los guanches y posteriormente incorporada al culto cristiano.
La peregrinación principal se realiza la noche del 14 de agosto, víspera de la festividad de la Virgen. Miles de peregrinos recorren los diversos caminos iluminados solo con velas y linternas, reviviendo una tradición centenaria.
Ruta de las Vírgenes
La Ruta de las Vírgenes en La Palma, también conocida como “GR 130 – Camino Real de la Costa”, recorre la isla conectando los principales santuarios dedicados a diversas advocaciones marianas. Este sendero circular de aproximadamente 160 kilómetros sigue antiguas vías de comunicación que los isleños utilizaban para peregrinar entre santuarios en fechas señaladas.
El recorrido incluye visitas a la Virgen de las Nieves (patrona de La Palma), Nuestra Señora de Bonanza, Virgen de los Remedios, Nuestra Señora de la Luz y otros santuarios marianos diseminados por la isla. Cada uno de estos lugares tiene su propia romería y tradiciones específicas.
Lo que hace único este recorrido es su combinación de espiritualidad, senderismo de alta calidad y riqueza cultural. La ruta atraviesa todos los ecosistemas de la isla, desde bosques de laurisilva hasta zonas volcánicas recientes, pasando por cultivos tradicionales de plataneras y viñedos.
Camino de San Borondón
Aunque tiene un componente más legendario que real, el Camino de San Borondón representa una peculiar ruta místico-cultural que recorre las islas occidentales del archipiélago canario, especialmente El Hierro y La Gomera.
San Borondón (o San Brandán) fue un monje irlandés del siglo VI que, según leyendas medievales, navegó durante siete años en busca del
Este camino temático recorre lugares asociados con la leyenda de San Borondón y otros mitos atlánticos, conectando sitios arqueológicos guanches, miradores naturales orientados hacia el horizonte occidental (donde supuestamente aparecía la isla mítica) y centros de interpretación sobre las leyendas del Atlántico.
Aunque no es una ruta de peregrinación tradicional, atrae a caminantes interesados en la dimensión espiritual y mitológica del paisaje, convirtiéndose en una experiencia similar al Camino de Santiago en su faceta de búsqueda y descubrimiento personal.


El Gran Sendero GR 131: Un viaje por las siete Islas Canarias
El Gran Sendero GR 131, conocido popularmente como “El Camino Natural de Canarias“, representa una de las mayores aventuras senderistas que se pueden emprender en territorio español. Este impresionante recorrido, que atraviesa las siete islas principales del archipiélago canario, permite al caminante descubrir la extraordinaria diversidad paisajística, geológica, climática y cultural que caracteriza a estas islas atlánticas de origen volcánico.
Desde las áridas y lunares tierras de Lanzarote, hasta los exuberantes bosques y barrancos de La Palma y El Hierro, el GR 131 ofrece más de 650 kilómetros de senderos que muestran la singularidad de cada isla. La ruta, considerada por muchos como un tesoro natural poco conocido, permite experimentar en un solo viaje los contrastes más extremos: desde desiertos y volcanes activos hasta selvas subtropicales, acantilados vertiginosos, playas vírgenes y cumbres que superan los 3.700 metros de altitud.
Este extenso sendero no solo representa un desafío físico para el caminante experimentado, sino también una inmersión cultural en las tradiciones, gastronomía e historia de cada isla. A lo largo del camino, el viajero descubre pueblos tradicionales, zonas arqueológicas, antiguas terrazas agrícolas, bodegas centenarias y miradores naturales que ofrecen panorámicas difíciles de olvidar.
La singularidad geológica, climática y biológica de estas islas ha propiciado que gran parte de los territorios por los que discurre el GR 131 estén protegidos bajo diversas figuras de conservación, incluyendo parques nacionales, reservas de la biosfera y espacios naturales protegidos. Esto garantiza al caminante la experiencia de transitar por algunos de los paisajes más prístinos y mejor conservados de Europa.
A continuación, nos embarcamos en un recorrido descriptivo a través de las siete islas, siguiendo el trazado del GR 131 desde su inicio en Lanzarote hasta su final en la isla de El Hierro. Esta descripción pretende capturar la esencia de cada tramo, las dificultades del camino, las maravillas naturales que esconde y los aspectos culturales más relevantes que el caminante encontrará en su travesía.


Lanzarote: El inicio del camino entre volcanes y mar
Órzola: El punto de partida
El Gran Sendero GR 131 comienza oficialmente en el pequeño pueblo pesquero de Órzola, situado en el extremo norte de Lanzarote. Este enclave, rodeado por el intenso azul del océano Atlántico, marca el inicio de una aventura que atravesará siete islas. Órzola, con sus casas blancas de arquitectura tradicional canaria, sus pequeños restaurantes de pescado fresco y su puerto pesquero, representa el último bastión de civilización antes de adentrarse en los paisajes casi lunares del norte de Lanzarote.
Desde el puerto de Órzola parten los ferries que conectan con La Graciosa, aunque nuestro camino toma dirección sur, bordeando la costa este de la isla. Al amanecer, con los primeros rayos del sol tiñendo de dorado los acantilados volcánicos, los senderistas inician su marcha acompañados por el sonido constante de las olas rompiendo contra la costa rocosa.
Tramo Órzola – Jameos del Agua: Entre acantilados y tubos volcánicos
Los primeros kilómetros del GR 131 discurren por un sendero que bordea acantilados de origen volcánico, donde la lava solidificada ha creado formas caprichosas modeladas durante siglos por el viento y el mar. La paleta cromática que acompaña al caminante está dominada por los negros y rojos de las rocas volcánicas, contrastando con el azul intenso del océano y el blanco de la espuma de las olas.
El camino serpentea entre formaciones basálticas, pequeñas calas de arena negra y miradores naturales desde donde se puede contemplar la silueta de La Graciosa y el resto del archipiélago Chinijo en el horizonte. En los días claros, incluso se puede vislumbrar Fuerteventura en la lejanía, anticipando la siguiente etapa del gran recorrido.
Tras aproximadamente 12 kilómetros de caminata, el sendero conduce a uno de los primeros grandes hitos del recorrido: los Jameos del Agua. Esta maravilla geológica es parte de un extenso tubo volcánico, uno de los más largos del mundo, formado por la erupción del volcán de la Corona hace aproximadamente 20.000 años. La lava, al fluir hacia el mar, creó este impresionante túnel subterráneo de más de 7 kilómetros de longitud.
Los Jameos del Agua representan derrumbes en la parte superior de este tubo, dejando expuestas secciones que fueron magistralmente acondicionadas por el artista lanzaroteño César Manrique. El recinto incluye un lago subterráneo de aguas cristalinas, hogar de los famosos “jameitos”, pequeños cangrejos albinos ciegos que son endémicos de este lugar y están considerados como una de las especies más raras del planeta.
El contraste entre la dureza exterior del paisaje volcánico y la serena belleza interior de los Jameos, con sus jardines, lago y auditorio natural, ofrece al caminante un descanso revitalizante antes de continuar su camino hacia el sur.
Tramo Jameos del Agua – Teguise: Atravesando el corazón histórico
Desde los Jameos del Agua, el GR 131 se adentra hacia el interior de Lanzarote, abandonando temporalmente la costa para atravesar un paisaje marcado por llanuras volcánicas salpicadas de conos volcánicos perfectamente conservados. El sendero cruza el malpaís, extensiones de lava solidificada donde la vida vegetal apenas consigue establecerse, creando un paisaje de aspecto casi marciano.
Pequeños pueblos agrícolas aparecen como oasis en este entorno árido. Mala, Guatiza y Teguise son testigos del ingenio humano para adaptarse a condiciones extremas. Los campos de tuneras (cactus Opuntia) utilizados tradicionalmente para el cultivo de la cochinilla, un insecto del que se extrae un tinte natural rojo muy preciado, crean manchas verdes sobre el negro manto volcánico.
El camino asciende suavemente hacia el centro de la isla, donde el caminante comienza a percibir los primeros indicios del sistema agrícola tradicional de Lanzarote: los cultivos en enarenados. Esta técnica única, desarrollada tras las erupciones volcánicas del siglo XVIII, consiste en cubrir el terreno fértil con una capa de picón (ceniza volcánica) que retiene la humedad nocturna y permite el cultivo en un entorno con menos de 150 mm de precipitación anual.
Después de aproximadamente 20 kilómetros desde los Jameos, el sendero alcanza Teguise, antigua capital de Lanzarote hasta 1852. Esta villa histórica, con sus calles empedradas, casas señoriales y la imponente fortaleza de Santa Bárbara en el vecino volcán de Guanapay, transporta al caminante a la época en que Lanzarote era frecuentemente atacada por piratas berberiscos.
La Plaza de los Leones, la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe (siglo XVI) y los palacios nobiliarios como la Casa Spínola, ofrecen un recorrido cultural complementario al natural. Teguise, especialmente durante su famoso mercadillo dominical, bulle de vida y permite al senderista abastecerse y descansar antes de afrontar la siguiente etapa.
Tramo Teguise – Parque Nacional de Timanfaya: El corazón volcánico
Dejando atrás Teguise, el GR 131 continúa hacia el suroeste, atravesando una zona donde el paisaje comienza a transformarse. Los campos de cultivo en enarenados dan paso gradualmente a un territorio más salvaje dominado por las montañas de fuego.
El sendero cruza La Geria, una de las zonas vitivinícolas más sorprendentes del mundo. Aquí, cada viña crece en un hoyo cónico excavado en la ceniza volcánica, protegida del viento constante por pequeños muros semicirculares de piedra volcánica. El resultado es un paisaje lunar punteado por miles de estos hoyos, creando una geometría perfecta que contrasta con lo caótico del terreno volcánico. Las uvas Malvasía, cultivadas en estas condiciones extremas, producen vinos con una personalidad única, reflejo del suelo y clima excepcionales.
Mientras el caminante avanza por La Geria, los conos volcánicos comienzan a dominar el horizonte, anunciando la proximidad del Parque Nacional de Timanfaya. El sendero bordea el límite del parque, ofreciendo vistas impresionantes de las Montañas del Fuego, escenario de una de las erupciones más devastadoras y prolongadas de la historia reciente de Europa.
Entre 1730 y 1736, más de 100 volcanes entraron en erupción, cubriendo con lava y cenizas casi un tercio de la isla. El GR 131 permite contemplar este impresionante campo de lava que, casi 300 años después, sigue prácticamente desprovisto de vegetación, mostrando un paisaje que parece extraído de otro planeta.
El camino cruza las coladas volcánicas por senderos acondicionados que permiten observar de cerca las diferentes estructuras y formaciones: tubos volcánicos, hornitos, bombas volcánicas y espectaculares campos de lava cordada o “pahoehoe”, cuyo aspecto recuerda a gigantescas cuerdas o intestinos petrificados.
En esta zona, a menudo barrida por vientos constantes, el silencio es sobrecogedor, roto ocasionalmente por el sonido hueco que produce el viento al circular por las numerosas cavidades subterráneas. La temperatura aumenta perceptiblemente al caminar sobre un suelo que, a pocos metros de profundidad, aún mantiene temperaturas cercanas a los 600°C, recordatorio de que nos encontramos sobre un volcán dormido pero no extinto.
Tramo Timanfaya – El Golfo: El encuentro de fuego y agua
Tras bordear el Parque Nacional de Timanfaya, el GR 131 desciende hacia la costa oeste de Lanzarote, buscando el encuentro entre el fuego volcánico y el agua del océano. El paisaje mantiene su aspecto marciano, dominado por negras coladas de lava que llegan hasta el mismo Atlántico, creando un litoral recortado y agreste.
El sendero conduce al caminante hasta El Golfo, donde se encuentra uno de los fenómenos geológicos más fotografiados de Canarias: el Lago Verde o Charco de los Clicos. Este lago de aguas verde esmeralda intenso, situado en el interior de un cráter volcánico semicircular erosionado por el mar, debe su color a un tipo de algas que proliferan en sus aguas ricas en minerales volcánicos.
El contraste entre el negro de la arena volcánica, el verde intenso del lago y el azul del océano crea una paleta de colores imposible de olvidar. Los acantilados que rodean la zona, compuestos por estratos de diferentes erupciones, muestran una sucesión de capas rojizas, ocres y negras que narran la historia geológica de la isla.
El Golfo representa también un punto estratégico para el descanso, con pequeños restaurantes especializados en pescado fresco donde el caminante puede recuperar fuerzas mientras contempla un atardecer que, en esta costa occidental, adquiere matices dramáticos cuando el sol se sumerge directamente en el Atlántico.
Tramo El Golfo – Playa Blanca: Hacia el extremo sur
Desde El Golfo, el GR 131 continúa por un sendero costero que bordea las Salinas de Janubio, la mayor explotación salinera de Canarias, cuya producción comenzó en el siglo XVII. Este paisaje cultural, compuesto por un mosaico de estanques rectangulares separados por pequeños muros de piedra, ha sido modelado por la mano del hombre para aprovechar las condiciones naturales ideales: sol constante, viento y agua de mar.
Los diferentes estados de cristalización de la sal crean un caleidoscopio de colores que varía con la luz del día: desde blancos cegadores hasta rosas, ocres y azules, dependiendo de la concentración de sal y los microorganismos presentes en cada estanque.
Tras las salinas, el sendero atraviesa Los Hervideros, una sección de costa donde la lava creó formaciones cavernosas y tubos que, con la fuerza del oleaje, producen espectaculares géiseres marinos y un sonido característico que da nombre al lugar. Caminando por los senderos acondicionados, suspendidos sobre estos acantilados negros, el senderista experimenta la fuerza bruta del océano contra la roca volcánica, en un duelo eterno que sigue esculpiendo el paisaje.
El GR 131 continúa bordeando la costa suroeste de Lanzarote, donde el paisaje comienza a suavizarse. Las coladas volcánicas dan paso a terrenos más llanos y arenosos, apareciendo las primeras playas de arena dorada como Playa Mujeres. El clima se vuelve perceptiblemente más seco y cálido en esta vertiente meridional de la isla.
Finalmente, tras aproximadamente 15 kilómetros desde El Golfo, el sendero alcanza Playa Blanca, el núcleo turístico más meridional de Lanzarote y punto de conexión marítima con Fuerteventura. Esta localidad, que debe su nombre a la hermosa playa de arena clara que la preside, ofrece todos los servicios necesarios para que el caminante recupere fuerzas antes de embarcarse hacia la siguiente isla.
Desde el puerto de Playa Blanca, contemplando las aguas del estrecho de La Bocaina y divisando claramente los paisajes dorados de Fuerteventura, el senderista concluye la primera etapa del GR 131, habiendo recorrido aproximadamente 75 kilómetros a través de algunos de los paisajes volcánicos más impresionantes del planeta.



Cami de Cavalls de Menorca: Recorrido a pie en 10 etapas
El Cami de Cavalls es un sendero histórico que rodea la isla de Menorca, ofreciendo paisajes espectaculares entre acantilados, playas vírgenes y bosques mediterráneos. Este recorrido circular de aproximadamente 185 kilómetros puede completarse en 10 etapas, comenzando y finalizando en Maó.
Etapa 1: Maó – Es Grau (10 km)
Saliendo del puerto de Maó, el camino asciende suavemente hacia el norte, ofreciendo vistas panorámicas de la mayor ría natural del Mediterráneo. El sendero continúa por la costa noreste atravesando zonas de maquia mediterránea hasta llegar al pequeño y pintoresco pueblo pesquero de Es Grau, puerta de entrada al Parque Natural de S’Albufera des Grau, el corazón de la Reserva de la Biosfera.
Etapa 2: Es Grau – Favàritx (12 km)
Esta etapa transcurre íntegramente por el Parque Natural, entre dunas y vegetación autóctona. El paisaje cambia dramáticamente al acercarse al faro de Favàritx, donde el terreno se vuelve lunar, de rocas oscuras y escasa vegetación, creando un contraste impresionante con el azul del mar. Los acantilados y las pequeñas calas solitarias caracterizan este tramo de gran belleza paisajística.
Etapa 3: Favàritx – Arenal d’en Castell (15 km)
Continuando por la costa norte, el sendero discurre entre calas de difícil acceso como Cala Presili y Cala Tortuga. Este tramo combina zonas rocosas con pequeños bosques, hasta llegar a la amplia bahía de Arenal d’en Castell, con su playa en forma de herradura protegida del viento.
Etapa 4: Arenal d’en Castell – Cala Tirant (20 km)
Una de las etapas más largas que recorre la costa norte atravesando zonas de gran valor ecológico. Pasando por el cabo de Cavalleria, el punto más septentrional de Menorca, se llega hasta su faro con vistas espectaculares. El camino continúa hacia Port de Sanitja, antiguo puerto romano, para finalizar en la amplia playa de Cala Tirant.
Etapa 5: Cala Tirant – Cala Morell (20 km)
Esta exigente etapa atraviesa el terreno más agreste de la costa norte, pasando por la playa virgen de Binimel·là y los paisajes lunares de Cala Pregonda, con sus islotes rojizos. El sendero continúa entre barrancos y acantilados hasta llegar a la necrópolis prehistórica de Cala Morell, con sus cuevas funerarias talladas en la roca.
Etapa 6: Cala Morell – Ciutadella (15 km)
El camino desciende hacia el oeste atravesando zonas de pinar y matorral mediterráneo hasta alcanzar las calas vírgenes del norte de Ciutadella. El paisaje se vuelve más suave al acercarse a la antigua capital de la isla, cuyo casco histórico y puerto medieval merecen una visita detenida.
Etapa 7: Ciutadella – Son Xoriguer (22 km)
Dejando atrás Ciutadella, el camino se adentra en la costa sur, mucho más accesible y con playas de arena blanca y aguas turquesas. Se pasa por calas emblemáticas como Cala en Turqueta y Cala Macarella, de gran belleza paisajística, hasta llegar a la zona turística de Son Xoriguer.
Etapa 8: Son Xoriguer – Santo Tomás (25 km)
La etapa más larga recorre la costa sur pasando por algunas de las playas más famosas de Menorca como Son Saura y Cala en Bosc. El paisaje alterna acantilados de mediana altura con extensas playas, atravesando también zonas de bosque mediterráneo y barrancos hasta llegar a Santo Tomás.
Etapa 9: Santo Tomás – Cala en Porter (20 km)
Este tramo atraviesa algunos de los barrancos más espectaculares del sur de la isla, como el Barranc d’Algendar, con sus paredes verticales y rica vegetación. El camino pasa cerca de asentamientos prehistóricos talayóticos antes de llegar a la impresionante Cova d’en Xoroi, excavada en un acantilado sobre Cala en Porter.
Etapa 10: Cala en Porter – Maó (26 km)
La última etapa recorre la costa sureste atravesando las playas de Binisafúller y Binibèquer, con sus características casas blancas. El sendero continúa bordeando la entrada a la ría de Maó, pasando por el islote del Lazareto y la fortaleza de La Mola, ofreciendo impresionantes vistas del puerto natural antes de concluir el recorrido circular en la ciudad de Maó.
Este recorrido permite descubrir la extraordinaria diversidad paisajística y cultural de Menorca, combinando naturaleza, historia y playas de ensueño en una ruta accesible para caminantes con una condición física media.


